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No ambiciones tener autoridad,
si no eres capaz de poner fin a la arrogancia.
Pues te acobardarás ante los poderosos
y venderás por dinero tu honradez.
No te hagas culpable delante del pueblo reunido,
ni te rebajes delante de la gente.
No agraves tu pecado repitiéndolo,
pues con una vez basta para merecer castigo.

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